MÉRIDA, UN VIAJE AL CORAZÓN DE LA ROMA HISPANA

Mérida, la antigua Augusta Emérita, emerge majestuosa en el corazón de Extremadura como un testimonio vivo del esplendor del Imperio Romano. Caminar por sus calles es realizar un viaje en el tiempo, donde cada piedra, cada arco y cada columna narran historias de gladiadores, emperadores y una civilización que dejó una huella imborrable. El imponente Teatro Romano, con su graderío semicircular excavado en la colina, aún vibra con ecos de tragedias y comedias que deleitaron a miles de espectadores. A su lado, el Anfiteatro, escenario de cruentas luchas de gladiadores y espectáculos con animales salvajes, evoca la grandiosidad de los juegos romanos. Contemplar ambos monumentos al atardecer, cuando la luz dorada baña sus piedras milenarias, es una experiencia sobrecogedora. El Templo de Diana, elegante y bien conservado, se alza en el corazón de la ciudad, integrado en construcciones posteriores, mostrando la continuidad histórica de Mérida. El Puente Romano, una colosal estructura de más de 790 metros sobre el río Guadiana, sigue siendo un impresionante ejemplo de la ingeniería romana y un punto estratégico para admirar la ciudad. Atravesar el Arco de Trajano, una puerta monumental que daba acceso a la ciudad, o perderse entre los restos del Foro Romano y el Templo de Marte transporta al visitante a una época de intensa actividad política y social. Las Termas Romanas, con sus diferentes estancias dedicadas al baño y al ocio, permiten imaginar la vida cotidiana de los habitantes de Augusta Emérita. Pero Mérida es mucho más que sus impresionantes ruinas. Su gastronomía es un reflejo de su rica historia y su privilegiada ubicación. Platos contundentes como la caldereta de cordero, la patatera extremeña, las migas y el jamón ibérico de bellota deleitan a los paladares más exigentes. Degustar estos manjares en alguno de sus acogedores restaurantes es una parte fundamental de la experiencia emeritense. Y como toda ciudad con una historia milenaria, Mérida también guarda sus leyendas. Se cuenta que bajo el Puente Romano aún resuenan los lamentos de los esclavos que lo construyeron, o que en las noches de luna llena, el espíritu de una princesa romana vaga por las ruinas del teatro, buscando a su amado gladiador. Estas historias, transmitidas de generación en generación, añaden un toque mágico y misterioso al encanto de la ciudad. Explorar la Casa del Mitreo, con sus magníficos mosaicos, o la Alcazaba Árabe, construida sobre restos romanos, revela la superposición de culturas que ha enriquecido la identidad de Mérida. El Museo Nacional de Arte Romano, diseñado por Rafael Moneo, alberga una impresionante colección de piezas arqueológicas que ayudan a comprender la magnitud de Augusta Emérita. Mérida invita a un viaje pausado, a recorrer sus calles empedradas, a sentir el peso de la historia en cada rincón y a dejarse seducir por sus sabores auténticos y sus leyendas ancestrales. Es un destino donde el pasado romano late con fuerza en el presente, ofreciendo una experiencia cultural y sensorial inolvidable para toda la familia. Descubrir Mérida es desenterrar siglos de historia y sumergirse en un legado que perdura hasta nuestros días.
HUESCA, EL TESORO ARAGONÉS POR DESCUBRIR

Perderse por las adoquinadas calles de Huesca es un viaje en el tiempo. El corazón de la ciudad late en torno a la Plaza de la Catedral, un crisol de historia y vida local. La imponente Catedral gótica, con su claustro románico, invita a la contemplación, mientras que el cercano Ayuntamiento renacentista evoca siglos de decisiones. Callejear permite descubrir rincones con encanto, pequeñas plazas y fachadas que narran historias silenciosas. La gastronomía oscense es un deleite para los sentidos. Degustar un buen plato de cordero a la pastora o unas chiretas es sumergirse en la tradición culinaria de la región. Los productos de la tierra, como las setas, la trufa y los embutidos artesanales, son protagonistas en sus mesas. No hay que olvidar los vinos del Somontano, perfectos compañeros de cualquier manjar. A pocos kilómetros de la ciudad, la naturaleza despliega su esplendor. El Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara ofrece paisajes espectaculares, ideales para el senderismo, el barranquismo y la observación de aves. Los Mallos de Riglos y Agüero, imponentes formaciones rocosas, desafían al cielo y atraen a escaladores de todo el mundo. Entre las leyendas que resuenan en Huesca, destaca la de la Campana de Jaca. Se cuenta que, tras la derrota de los musulmanes en la batalla de Alcoraz en 1096, el rey Pedro I ordenó fundir las campanas de las mezquitas para crear una gran campana que anunciara la victoria cristiana. Esta campana, trasladada a Huesca, simbolizó el triunfo y la nueva era para la ciudad. Huesca, con su equilibrio entre historia, sabor y naturaleza, espera al viajero con los brazos abiertos, dispuesta a revelar sus secretos y encantos en cada paso. Un destino que deja una huella imborrable en el corazón del visitante.
ESQUÍ Y ENCANTO MEDIEVAL EN JACA: DESCUBRE LA JOYA DEL PIRINEO ARAGONÉS

Aunque la primavera comienza a teñir de verde los valles, la nieve aún corona las cumbres del Pirineo Aragonés, convirtiendo Jaca en un destino ideal para una escapada que combina la emoción del esquí con el encanto de una ciudad con siglos de historia. Aprovechemos los últimos copos para deslizarnos por las pistas cercanas, pero reservemos también un día para descubrir los secretos que Jaca esconde entre sus calles empedradas y sus mesas repletas de manjares. La leyenda cuenta que Jaca fue fundada por Aznar Galíndez I, conde de Aragón, en el siglo VIII, convirtiéndose en la primera capital del Reino de Aragón. Su nombre, según algunos historiadores, podría derivar del latín «Iaca», que significa «estar acostado», haciendo alusión a su ubicación a los pies de las montañas. Esta rica historia se respira en cada rincón de su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico. Un día sin esquí en Jaca es un viaje en el tiempo. La imponente Catedral de San Pedro, una joya del románico aragonés, nos recibe con su sobria belleza y su rica colección de arte sacro. Pasear por la calle Mayor, flanqueada por casas señoriales con balcones de madera, nos transporta a épocas de mercaderes y artesanos. La Ciudadela, una espectacular fortaleza pentagonal del siglo XVI, nos invita a recorrer sus baluartes y a disfrutar de las vistas panorámicas de la ciudad y las montañas circundantes. Perderse por las estrechas callejuelas, descubrir pequeñas plazas con encanto como la Plaza del Marqués de la Cadena o la Plaza de Biscós, y admirar la arquitectura tradicional aragonesa es un placer para los sentidos. No podemos dejar de visitar el Museo Diocesano de Jaca, ubicado en el antiguo seminario, que alberga una valiosa colección de pintura y escultura medieval. La gastronomía jaquesa es otro de sus grandes atractivos. Tras una jornada en la nieve o un día de exploración urbana, nada como reponer fuerzas con los contundentes platos de montaña. La sopa de ajo, la chireta (un embutido de cordero), el ternasco asado y las migas son solo algunas de las especialidades que encontraremos en sus acogedores restaurantes. Para los más golosos, la torta Ansotana o los ferreretes (almendras garrapiñadas) son un dulce final perfecto. Acompañar la comida con un vino del Somontano completa una experiencia culinaria auténtica. Y al caer la tarde, la vida local se concentra en sus bares y tabernas, donde se pueden degustar tapas y vinos en un ambiente relajado y familiar. Jaca, con su combinación de nieve, historia, leyendas y sabores intensos, es mucho más que un destino de esquí: es una puerta de entrada al corazón del Pirineo Aragonés que invita a ser descubierta en cada estación.
EUSKADI EN FAMILIA, UN UNIVERSO DE PAISAJES, RUTAS Y SABORES PARA DESCUBRIR JUNTOS

El País Vasco, una tierra donde la fuerza de la naturaleza se abraza con la riqueza de una cultura ancestral, se erige como el destino perfecto para una escapada familiar que dejará huellas imborrables en el corazón de todos. Con la vibrante y acogedora Vitoria-Gasteiz como nuestro punto de partida estratégico, nos embarcaremos en una aventura a través de paisajes sobrecogedores, rutas que invitan a la exploración y una gastronomía que despierta los sentidos, creando recuerdos que atesoraremos por siempre. Vitoria-Gasteiz, la capital verde de Euskadi, nos recibe con sus amplios parques, su casco medieval laberíntico lleno de encanto y una atmósfera tranquila y familiar. Pasear por sus calles peatonales, descubrir la majestuosa Catedral de Santa María, testigo de relatos históricos y literarios, y disfrutar de la vida en sus plazas arboladas nos ofrece un inicio relajado y enriquecedor para nuestra exploración vasca. La ciudad, con su compromiso con la sostenibilidad y su animada vida cultural, se convierte en un hogar lejos del hogar para nuestra familia. Nuestra inmersión en la historia viva nos conducirá a Gernika, un lugar cuyo nombre resuena con un profundo significado de paz y memoria. Caminar bajo el simbólico árbol, testigo de siglos de autogobierno vasco, y visitar el Museo de la Paz nos brindará una valiosa lección de historia y resiliencia para todas las edades. La contemplación del monumento que recuerda el bombardeo nos invitará a la reflexión, fortaleciendo nuestra comprensión de los desafíos del pasado y la importancia de construir un futuro mejor. La llamada del mar nos guiará hacia la cercana Hendaya, una encantadora localidad costera al otro lado de la frontera francesa, fácilmente accesible para una excursión de un día. Sus extensas playas de arena dorada se convertirán en un patio de recreo natural para los más pequeños, donde podrán construir castillos de arena, chapotear en las olas del Atlántico y correr libremente bajo el sol. Para los adultos, un paseo relajante a orillas del mar, disfrutando de la brisa marina y las vistas panorámicas, será un bálsamo para el alma. Un picnic familiar con productos locales, saboreado con el sonido de las olas de fondo, se convertirá en un momento especial de unión. De regreso en el corazón de Euskadi, la naturaleza nos invita a explorar sus senderos. El Parque Natural de Urkiola, con sus imponentes picos kársticos y sus frondosos bosques, nos ofrece una variedad de rutas señalizadas adaptadas a diferentes niveles de condición física y edades. Desde suaves paseos por valles verdes hasta desafiantes ascensos con recompensas panorámicas, cada paso nos permitirá conectar con la belleza agreste del paisaje vasco y respirar el aire puro de la montaña. La observación de la fauna local y la identificación de la flora autóctona añadirán un toque educativo y aventurero a nuestras excursiones. La gastronomía vasca, reconocida a nivel mundial por su calidad y sabor, se convertirá en una parte fundamental de nuestra experiencia familiar. La cultura del pintxo, presente en cada rincón, permitirá a los niños descubrir nuevos sabores de una manera divertida y accesible, eligiendo entre una colorida y deliciosa variedad de pequeñas obras de arte culinario. Degustar platos tradicionales como el sustancioso marmitako, saborear el característico txakoli fresco y afrutado (con opciones sin alcohol para los más jóvenes) o disfrutar de la dulzura del tradicional pastel vasco serán experiencias gastronómicas que deleitarán a todos los miembros de la familia, creando recuerdos gustativos asociados a cada lugar visitado. Una aventura inolvidable nos aguarda en San Juan de Gaztelugatxe, un impresionante islote rocoso conectado a la costa por un sinuoso puente de piedra. La emocionante subida por sus escaleras, sintiendo la fuerza del mar Cantábrico a nuestro alrededor, culminará en la encantadora ermita en la cima, ofreciendo unas vistas panorámicas espectaculares de la costa escarpada. Esta experiencia, mezcla de desafío físico y recompensa visual, se convertirá en una anécdota memorable para toda la familia. Esta escapada familiar por el País Vasco es mucho más que unas simples vacaciones; es una oportunidad para fortalecer los lazos familiares mientras descubrimos juntos la riqueza natural, histórica y gastronómica de esta fascinante región. Cada paisaje, cada ruta y cada sabor se convierten en un hilo conductor de una historia compartida, tejida con momentos de alegría, aprendizaje y conexión. El País Vasco, con su espíritu acogedor y su diversidad de experiencias, nos espera para crear una aventura familiar que perdurará en nuestros corazones mucho después de nuestro regreso a casa.
A CORUÑA, DONDE LA LEYENDA DEL HÉRCULES SE SABOREA A ORILLAS DEL ATLÁNTICO

Cuenta la leyenda que el mismísimo Hércules, tras vencer al gigante Gerión, quedó prendado de la belleza de estas tierras y decidió levantar una torre como faro y monumento a su victoria. De ahí nace la Torre de Hércules, faro romano milenario que hoy vela por la ciudad de A Coruña, un faro de historia y leyenda que nos da la bienvenida a una escapada inolvidable. A Coruña, bañada por el Atlántico y abrazada por un litoral escarpado, es una ciudad que enamora a primera vista. Su Ciudad Vieja, un laberinto de calles empedradas y plazas con encanto, invita a perderse entre edificios históricos y leyendas marineras. La Plaza de María Pita, con su imponente ayuntamiento, es el corazón de la ciudad y testigo de importantes acontecimientos. Pasear por la Marina, con sus galerías acristaladas que le valieron el sobrenombre de «la ciudad de cristal», es un deleite para los sentidos, con el aroma a salitre y el ir y venir de las embarcaciones. Pero A Coruña también conquista por su paladar. La gastronomía gallega, rica y sabrosa, tiene en esta ciudad un exponente de excepción. El marisco fresco, recién llegado a puerto, es el rey de la mesa. Zamburiñas a la plancha, nécoras cocidas, percebes crujientes y el famoso pulpo a la gallega son solo algunas de las delicias que esperan al visitante. Los restaurantes y tascas del centro ofrecen una amplia variedad de platos tradicionales, desde la empanada gallega hasta el lacón con grelos, pasando por la caldeirada de pescado, todo ello regado con los excelentes vinos de la tierra. Para los amantes de la historia, la Torre de Hércules es una visita obligada. Subir a su cima permite disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares de la costa y la ciudad. El Castillo de San Antón, antigua fortaleza defensiva hoy convertida en museo arqueológico, nos transporta a épocas de corsarios y batallas navales. Y el Museo de Bellas Artes alberga una interesante colección que abarca desde la pintura gótica hasta el arte contemporáneo. Un paseo por el Paseo Marítimo, uno de los más largos de Europa, es la guinda de esta escapada. Con el océano a un lado y la ciudad al otro, permite disfrutar de la brisa marina y descubrir playas urbanas como la de Riazor y Orzán. Al caer la tarde, contemplar la puesta de sol desde cualquier punto de la costa es un espectáculo inolvidable. A Coruña es una ciudad que combina a la perfección su rica historia y leyendas con una gastronomía que enamora y un entorno natural que invita al paseo y al disfrute. Una escapada a esta joya gallega es un festín para los sentidos y un encuentro con la esencia marinera de una tierra con alma.
SIERRA DEL SUEVE, EL ANTÍDOTO ASTURIANO CONTRA EL ESTRÉS EN UN PALACIO DE LEYENDA

El estrés del día a día se desvanece con cada curva del camino que nos adentra en el corazón verde de Asturias. Dejamos atrás el ruido y la prisa, buscando un remanso de paz donde el alma pueda respirar y la conexión con la naturaleza se convierta en la melodía de nuestros días. Nuestro destino: la legendaria Sierra del Sueve, un macizo montañoso que se alza con orgullo, ofreciendo paisajes de ensueño y una tranquilidad que acaricia los sentidos. Nuestra base para esta escapada de reconexión es el Palacio de Cutre, un antiguo palacio asturiano del siglo XVI que parece sacado de un cuento de hadas. Con su imponente muralla, su torre centenaria y su capilla de la misma época, este hotel boutique se erige como una atalaya privilegiada, dominando con elegancia el horizonte. Desde sus ventanas, la mirada se pierde en la majestuosidad de los Picos de Europa, la sinuosa Sierra del Sueve y el fértil valle del río Piloña, todo ello enmarcado por una finca de 18.000 metros cuadrados donde la naturaleza despliega su esplendor. La suntuosidad y la delicadeza son la impronta de cada estancia y salón del Palacio de Cutre. La decoración exquisita nos transporta a otra época, mientras la cálida bienvenida de sus anfitriones nos hace sentir como en casa desde el primer instante. Sus 17 habitaciones, con capacidad para unas cuarenta personas, son refugios de paz donde el descanso se convierte en un arte. El jardín, un edén de 2.000 metros cuadrados, es una explosión de color y aroma. Hortensias exuberantes, árboles autóctonos que susurran historias centenarias y antiguos rosales nos invitan a perdernos en su belleza, con la silueta imponente de los Picos de Europa como telón de fondo. Pero el verdadero protagonista y «alma mater» de este jardín encantado es un roblón de 600 años, un gigante silencioso bajo cuya sombra podemos deleitarnos con un buen libro extraído de la biblioteca del palacio. Este venerable ejemplar ostenta el segundo lugar en cuanto a diámetro entre los robles del Principado de Asturias, un testigo mudo de siglos de historia. Las noches de verano, por si estás pensando en una escapada más adelante, en el Palacio de Cutre son un espectáculo aparte. Las famosas puestas de sol pintan el cielo de tonalidades cálidas mientras el susurro de los pájaros y la suave brisa nos arrullan en un ambiente de serenidad absoluta. Este rincón asturiano se revela como el lugar perfecto para desconectar del bullicio y reconectar con la paz interior. La gastronomía del Palacio de Cutre es otro de los pilares fundamentales de esta experiencia de reconexión. Con productos de la tierra y recetas tradicionales reinterpretadas con un toque de sofisticación, cada plato es un homenaje al sabor auténtico de Asturias. Degustar una fabada asturiana cocinada a fuego lento, saborear un tierno cordero xaldu a la estaca o dejarse sorprender por la frescura de un pescado del Cantábrico, todo ello maridado con una sidra natural o un vino de la región, es un deleite para los sentidos que complementa a la perfección la tranquilidad del entorno. Una anécdota histórica de la Sierra del Sueve nos transporta a tiempos remotos. Se cuenta que en sus intrincados bosques y cumbres escarpadas, durante la Edad Media, se refugiaron numerosos eremitas y ascetas buscando la soledad y la conexión espiritual. Atraídos por la naturaleza agreste y la sensación de aislamiento del mundo terrenal, construyeron pequeñas ermitas y vivieron en comunión con el paisaje, dejando una huella de misticismo que aún se percibe en la atmósfera tranquila y sobrecogedora de la sierra. Sus historias de contemplación y búsqueda interior resuenan con nuestro propio anhelo de desconexión y reencuentro personal en este santuario natural. La Sierra del Sueve y el Palacio de Cutre nos ofrecen una escapada donde el tiempo se ralentiza, el estrés se disipa y la belleza del paisaje y la calidez de la acogida nos invitan a reconectar con nosotros mismos y con la esencia pura de la naturaleza asturiana. Un refugio de paz donde cada detalle está pensado para una experiencia de desconexión y bienestar inolvidable.
GIRONA, LA CIUDAD DONDE LOS DRAGONES SE CONVIERTEN EN HISTORIA Y EL SABOR EN LEYENDA

Cuenta la leyenda que en los oscuros laberintos del casco antiguo de Girona, bajo la imponente mirada de su catedral, habitaba un dragón de aliento fétido que sembraba el terror entre sus habitantes. Solo la valentía de un caballero y la astucia de una joven lograron liberar a la ciudad de esta bestia, un relato que aún resuena en las estrechas calles empedradas, recordándonos el espíritu indomable de esta joya catalana. Girona, una ciudad con alma propia, invita a una escapada donde la historia, el arte y la gastronomía se entrelazan para ofrecer una experiencia inolvidable. Su casco antiguo, uno de los más evocadores de Cataluña, es un laberinto de callejuelas medievales, plazas con encanto y edificios históricos que narran siglos de convivencia de diversas culturas. Pasear por el Call Jueu, uno de los barrios judíos mejor conservados de Europa, transporta al visitante a una época de esplendor intelectual y cultural. Las coloridas casas colgantes sobre el río Onyar, reflejando sus fachadas en las tranquilas aguas, se han convertido en una de las imágenes más icónicas de la ciudad. La imponente Catedral de Santa María, con su majestuosa escalinata y la nave gótica más ancha del mundo, domina el horizonte y alberga tesoros artísticos de incalculable valor. Ascender por sus empinadas escaleras recompensa con vistas panorámicas de la ciudad y sus alrededores. No muy lejos, la Basílica de Sant Feliu, con su elegante campanario y su rica historia, completa el conjunto monumental imprescindible. Para los amantes del arte y la historia, Girona ofrece un abanico de museos fascinantes. El Museo de Historia de Girona permite comprender la evolución de la ciudad desde sus orígenes hasta la actualidad. El Museo de Arte exhibe una notable colección que abarca desde el románico hasta el siglo XX. Y para sumergirse en el universo cinematográfico de uno de sus hijos más ilustres, el Museo del Cine ofrece un recorrido apasionante por la historia del séptimo arte. Pero una visita a Girona no estaría completa sin deleitarse con su rica gastronomía. La cocina gerundense, arraigada en la tradición catalana pero con toques de innovación, ofrece una explosión de sabores. Desde los suculentos platos de mar y montaña, que combinan productos del Mediterráneo y del Pirineo, hasta los arroces melosos y las carnes a la brasa, cada bocado es un homenaje al producto local y de temporada. No se puede dejar de probar la botifarra dolça (salchicha dulce), una especialidad única de la región, o los xuixos, unos deliciosos dulces rellenos de crema frita. Los numerosos restaurantes y bares del casco antiguo ofrecen desde tapas creativas hasta menús degustación de alta cocina, maridados con excelentes vinos de la DO Empordà. Algo que un visitante no se puede perder: Perderse, literalmente, por las estrechas callejuelas del casco antiguo sin un mapa fijo. Dejarse sorprender por los rincones escondidos, las pequeñas plazas con encanto, los detalles arquitectónicos inesperados y la atmósfera medieval que impregna cada piedra. Es en este deambular sin rumbo fijo donde se descubre la verdadera esencia de Girona, más allá de sus monumentos principales. Girona es una ciudad que seduce por su belleza, su historia palpable y su sabor auténtico. Una escapada a esta joya catalana es un viaje en el tiempo, una inmersión cultural y un deleite gastronómico que dejará una huella imborrable en el viajero.
LA GOMERA, EL SECRETO CANARIO PARA UN RELAX ABSOLUTO

En el corazón del archipiélago canario, La Gomera emerge como un oasis de tranquilidad y belleza natural, un destino idílico para aquellos que buscan una escapada de ensueño donde el tiempo parece detenerse. Lejos del bullicio de las islas más turísticas, este tesoro volcánico invita a sumergirse en una atmósfera de serenidad, donde la naturaleza exuberante, la gastronomía auténtica y las playas solitarias se conjugan para ofrecer una experiencia de relax inigualable. La Gomera es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Su joya más preciada, el Parque Nacional de Garajonay, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, envuelve la isla en un manto de laurisilva, un bosque prehistórico de helechos gigantes y árboles centenarios cubiertos de musgo. Senderos serpenteantes invitan a perderse en este mundo mágico, donde la niebla crea paisajes de ensueño y el silencio solo se rompe por el canto de los pájaros. Cada caminata es una terapia para el alma, una oportunidad para reconectar con la naturaleza y recargar energías. Pero La Gomera es mucho más que su bosque encantado. Sus costas escarpadas esconden calas de arena volcánica, perfectas para disfrutar de un baño relajante en aguas cristalinas. Playas como la de Santiago, con su arena oscura y su ambiente tranquilo, o la pintoresca Playa de Valle Gran Rey, con sus espectaculares atardeceres, invitan al descanso y a desconectar del estrés diario. El suave murmullo de las olas y la calidez del sol canario son la banda sonora perfecta para unos días de absoluto relax. La gastronomía gomera es otro de los grandes atractivos para una escapada de ensueño. Basada en productos locales frescos y de temporada, ofrece sabores auténticos y reconfortantes. No se puede dejar de probar el famoso almogrote, una deliciosa pasta de queso curado, pimiento y ajo, perfecta para untar en pan. Los potajes de verduras frescas, el pescado fresco a la plancha y la carne de cabra estofada son otros platos que deleitarán el paladar. Y para endulzar la estancia, nada mejor que probar la miel de palma, un producto único y exquisito de la isla. Más allá de sus atractivos naturales y gastronómicos, La Gomera ofrece un ritmo de vida pausado, donde la amabilidad de sus gentes y la ausencia de masificación turística contribuyen a crear una atmósfera de tranquilidad y bienestar. Pequeños pueblos con encanto invitan a pasear sin prisas, a disfrutar de un café en una terraza con vistas al mar o a descubrir la artesanía local. Para una experiencia de relax total, la isla cuenta con acogedores alojamientos rurales y pequeños hoteles boutique, integrados en el paisaje y diseñados para ofrecer el máximo confort y tranquilidad. Muchos de ellos ofrecen servicios de bienestar, como masajes y tratamientos naturales, para completar una escapada verdaderamente revitalizante. La Gomera es un destino que cautiva por su autenticidad, su belleza natural y su atmósfera de paz. Una escapada a esta isla canaria es un regalo para los sentidos y un bálsamo para el alma, la oportunidad perfecta para desconectar del mundo y recargar energías en un entorno paradisíaco. Descubre el encanto sereno de La Gomera y déjate envolver por su magia.
CEE: DONDE EL FIN DEL MUNDO ENCUENTRA EL INICIO DEL AMOR

En el abrazo de la Costa da Morte, donde el océano Atlántico besa la tierra gallega, se esconde Cee, un pueblo que susurra historias de amor y aventura. Imagina pasear de la mano, mientras el sol se funde con el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados, un espectáculo que convierte a Cee en un destino Starlight inolvidable. Un paisaje que enamora, con un legado industrial Las rías de Lires y Cee-Corcubión, como dos brazos de mar, abrazan este rincón de Galicia, creando un paisaje de ensueño. Sus playas, cada una con su encanto particular, invitan a la intimidad: la urbana Playa de A Concha, la virgen Playa de Gures, la escondida Playa de Caneliñas, la serena Playa de Estorde… Cada rincón es un lienzo perfecto para compartir momentos inolvidables. Sin embargo, en la parroquia de Ameixenda, se encuentran las ruinas de la vieja ballenera de Caneliñas, testigo de una industria que marcó la historia económica y social de Galicia. Este enclave, que cerró en 1985, fue la última factoría ballenera de Europa, y sus restos aún resuenan con las historias de los hombres que se enfrentaron al mar en busca de cetáceos. Historia y leyenda, un romance eterno con un pasado ballenero Cee, puerta de entrada al fin del mundo para los peregrinos que siguen el Camino de Santiago hacia Finisterre, guarda entre sus piedras siglos de historia. El Castillo del Príncipe, testigo de batallas y romances, el Instituto Fernando Blanco de Lema, con su aura de misterio, y las casonas de piedra, con sus historias de familias y amores, te transportarán a otra época. Además, el legado ballenero de Cee, con la factoría de Caneliñas, añade una capa de profundidad a la historia de este pueblo. Sabores que despiertan pasiones La gastronomía de Cee es un festín para los sentidos. Imagina compartir una cena romántica, con el sabor del mar en cada bocado: pulpo «á feira», nécoras, percebes, lubina a la gallega… Y para endulzar el momento, la tarta de Santiago, con su aroma a almendra, un postre que evoca la tradición y el amor por la tierra. Cee, un refugio para el amor Con más de 1,000 camas en hoteles y alojamientos con encanto, Cee se presenta como el refugio perfecto para una escapada romántica. Deja que la magia de la Costa da Morte te envuelva, y descubre un destino donde el amor y la naturaleza se funden en un abrazo eterno.
DESCUBRE HUELVA PLAYAS, HISTORIA Y GASTRONOMÍA EN ESTADO PURO

Huelva, la provincia más occidental de Andalucía, te invita a descubrir un destino que sorprende por su diversidad y riqueza. Desde sus playas de arena dorada hasta sus pueblos con encanto, Huelva ofrece una experiencia inolvidable para todos los gustos. Un Festín para los Sentidos La gastronomía onubense es un auténtico placer. El jamón de Jabugo, con su sabor intenso y aroma inconfundible, es un manjar que no puedes dejar de probar. Los mariscos frescos, como las gambas blancas de Huelva, son otro de los grandes atractivos de la región. Y para los amantes del vino, la Denominación de Origen Condado de Huelva ofrece una amplia variedad de vinos generosos y dulces. Cultura e Historia en Cada Rincón Huelva es una tierra con una rica historia y cultura. La ciudad de Huelva, capital de la provincia, alberga importantes monumentos como la Catedral de la Merced y la Casa Colón, un homenaje a la gesta colombina. Los pueblos blancos de la Sierra de Aracena, como Aracena y Almonaster la Real, conservan un encanto especial con sus calles empedradas y casas encaladas. Un Legado Británico en las Minas de Riotinto Las minas de Riotinto son una visita imprescindible para conocer el pasado minero de la región. El paisaje marciano de las minas, con sus colores rojizos y ocres, es un espectáculo único. Pero más allá del paisaje, las minas de Riotinto conservan un importante legado de la arquitectura inglesa, fruto de la explotación británica de la zona. Podrás admirar el Barrio Inglés de Bella Vista, con sus casas de estilo victoriano, el antiguo Hospital Inglés y el cementerio inglés, testigos de una época en la que Riotinto fue un importante centro minero a nivel mundial. El Museo Minero de Riotinto ofrece una interesante visión de la historia de la minería en la zona, incluyendo la influencia británica. Naturaleza en Estado Puro El Parque Nacional de Doñana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Sus marismas, dunas y pinares albergan una gran variedad de especies animales y vegetales. La Aldea de El Rocío, con su famosa romería, es otro de los grandes atractivos de la provincia. Playas de Ensueño en la Costa de la Luz La Costa de la Luz onubense cuenta con extensas playas de arena dorada y aguas cristalinas. Punta Umbría, Isla Cristina y Matalascañas son algunos de los destinos más populares para disfrutar del sol y el mar.