En el corazón agrícola de Sant Miquel de Balansat, en la finca Can Sopes, nació hace casi medio siglo un sueño familiar. Lo que comenzó en 1976 como una ilusión de Juan Bufí y Josefa Ramón por tener una casa con huerto, ha florecido hasta convertirse en Forn Can Bufí, un nombre sinónimo de tradición, calidad y sabor auténticamente ibicenco. Hoy, con diez tiendas repartidas estratégicamente por toda la isla –desde Eivissa y Sant Antoni hasta Santa Eulària, Santa Gertrudis, Sant Jordi y Puig d’en Valls–, esta empresa familiar no solo ha crecido, sino que se ha convertido en guardiana de un legado gastronómico que evoca el calor del hogar para generaciones de ibicencos y visitantes.
El viaje comenzó con la venta de frutas y verduras frescas del huerto familiar en el mercado. Pronto, la visión y el buen hacer culinario de Doña Josefa Ramón impulsaron la creación de las primeras elaboraciones horneadas, como cocas y cucarrois, que incorporaban las hortalizas propias. El éxito del pan llevó a la creación de un pequeño obrador propio alrededor del año 2000, sentando las bases de lo que es hoy Forn Can Bufí, un referente que sigue elaborando productos tradicionales con las recetas familiares originales, ahora con la incorporación de su hijo, Toni Bufí, al frente de la expansión. ¿El secreto de su éxito y longevidad? Doña Josefa lo resume con la sencillez de quien conoce profundamente su oficio: «la calidad de las materias primas» y el respeto por «las recetas tradicionales». Menciona con cariño cómo la receta del emblemático flaó proviene de su madre y suegra, o la de las orelletes, de su hermana. Este esfuerzo por conservar no solo los ingredientes sino «la auténtica forma de elaboración» es lo que impregna cada bocado de ese inconfundible «sabor a hogar». El objetivo, recalca, es vital: «que las recetas tradicionales, sobre todo las que son exclusivas de Ibiza, no desaparezcan ni se desnaturalicen», preservando así un patrimonio culinario que las nuevas generaciones quizás no tendrían tiempo de elaborar en casa.
La oferta de Forn Can Bufí es un delicioso recorrido por la despensa ibicenca. En el apartado dulce, reinan los postres icónicos de la isla: el imprescindible flaó (pastel de queso fresco con hierbabuena), la graixonera, las delicadas orelletes de distintos tamaños, los buñuelos típicos de Semana Santa o las delicias navideñas como el bescuit y la salsa de Nadal. A ellos se suman clásicos como sus famosas ensaimadas de múltiples sabores y una amplia gama de tartas personalizables, perfectas para cualquier celebración, desde cumpleaños hasta bodas, elaboradas por encargo con el tamaño y sabor deseados. Para los amantes de lo salado, la variedad no se queda atrás. Las tradicionales cocas de pimiento o verdura, los sabrosos cucarrois y las empanadas satisfacen todos los gustos. Un bocado especialmente apreciado son sus panecillos rellenos de la sobrasada casera que la propia familia elabora artesanalmente, un auténtico sabor de la Ibiza más rural. Y, por supuesto, el pan: con el robusto pan payés como estandarte, ofrecen múltiples variedades –trigo, centeno, maíz, integral, cereales–, todas elaboradas con las mejores harinas, masa madre y el tiempo necesario para lograr texturas y aromas únicos.
Pero Can Bufí ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. Consciente del ritmo de vida actual, Doña Josefa impulsó una línea de comida casera para llevar, inspirada en su propia necesidad como madre trabajadora. Hoy, sus tiendas ofrecen desde platos tradicionales contundentes como el arròs de matances, el sofrit pagés o la frita de pulpo, hasta opciones más ligeras para el día a día. Una solución ideal para disfrutar de los sabores de siempre sin pasar horas en la cocina, y que también se extiende a encargos para eventos especiales. Casi cincuenta años después de plantar las primeras semillas en Can Sopes, Forn Can Bufí sigue siendo mucho más que un horno. Es un proyecto de amor por Ibiza, un compromiso con la calidad y la tradición transmitido de generación en generación. Es el lugar donde encontrar el sabor reconfortante del hogar, la dulzura de una fiesta popular o el pan de cada día hecho con mimo. Una empresa familiar que, desde sus diez tiendas, sigue alimentando el cuerpo y el alma de la isla, preservando su valioso patrimonio gastronómico para el disfrute de todos.
