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GERNIKA EL CORAZÓN DE EUSKADI ENTRE HISTORIA LEYENDA Y SABOR

Gernika-Lumo, más que una localidad vizcaína, es un símbolo. Anclada en el corazón de Bizkaia y de todo Euskadi, su nombre evoca una historia de resiliencia, democracia y profunda identidad. Callejear por sus avenidas y plazas es sumergirse en un relato que conjuga la solemnidad de su pasado con la vibrante cotidianidad del presente. Es un paseo donde cada rincón, cada edificio, parece susurrar ecos de tiempos lejanos y, a la vez, invitar a disfrutar del espíritu inquebrantable de su gente.

El pulso de Gernika se siente con mayor intensidad en su Mercado de los Lunes, una cita ineludible que, desde hace siglos, transforma la localidad en un crisol de aromas, colores y voces. Aquí, los productos de la huerta vasca, los quesos, la miel y los Txakolis (vino blanco con D.O. de Euskadi) son los protagonistas, reflejo de una cultura gastronómica que prioriza el kilómetro cero antes de que el término existiera. Pero la experiencia culinaria no se limita al mercado. Los restaurantes y bares de Gernika ofrecen una inmersión en la cocina vasca tradicional: desde los sabrosos pintxos que adornan las barras hasta platos más elaborados como el bacalao a la vizcaína, el marmitako o las chuletas a la brasa. Es una gastronomía robusta, sincera, que alimenta el cuerpo y el alma.

Para entender Gernika, es imprescindible visitar sus puntos clave. El Árbol de Gernika, bajo cuyo roble ancestral se reunían las Juntas Generales de Bizkaia para legislar, es el epicentro de la identidad vasca y un símbolo universal de la democracia. Junto a él, la Casa de Juntas de Gernika es el foro político donde reside el poder legislativo vizcaíno. Por supuesto, el Museo de la Paz de Gernika es un espacio conmovedor y esencial, que narra el trágico bombardeo de 1937 y su impacto, no solo en la ciudad sino en la conciencia mundial, inspirando la icónica obra de Picasso. La Ermita de Santa Lucía o el Parque de los Pueblos de Europa, con esculturas de Henry Moore y Eduardo Chillida, también merecen una visita.

La historia de Gernika está tejida con lazos de leyenda. Una de las más arraigadas habla de la «Dama de Anboto», Mari, una diosa de la mitología vasca que habita en las cuevas del monte Amboto, cercano a Gernika. Se dice que Mari viaja por los cielos y su presencia anuncia cambios meteorológicos, pero también es guardiana de la moral y la justicia. Su espíritu, fuerte y ancestral, resuena con la propia fuerza de Gernika y su capacidad para resurgir de las cenizas. Esta leyenda, como muchas otras, añade una capa de misticismo a un lugar ya de por sí cargado de significado, invitando a los visitantes a conectar no solo con su historia tangible, sino también con el alma profunda de Euskadi.

Inés Alvarez

Writer & Blogger