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EL COLOR SECRETO DE LA FELICIDAD HOTELERA: CÓMO LOS TONOS MOLDEAN TU ESTANCIA

 

En el competitivo universo de la hospitalidad, cada detalle se erige como un ladrillo fundamental en la construcción de una experiencia memorable. Más allá de la excelencia en el servicio y la comodidad de las instalaciones, existe un elemento sutil pero de profundo impacto: el color. Este huésped invisible, omnipresente en cada estancia, tiene la capacidad única de moldear la percepción, evocar emociones y, en última instancia, definir la satisfacción del viajero. La elección cromática en hoteles y alojamientos vacacionales trasciende la mera decoración, convirtiéndose en una herramienta estratégica para comunicar sensaciones y construir atmósferas que resuenen con el espíritu del huésped.

Desde la perspectiva experta de Bruguer, marca líder en el mundo del color, la paleta elegida para cada espacio no es una decisión estética superficial, sino un lenguaje silencioso que influye directamente en el bienestar y la experiencia emocional del visitante. Un lobby bañado en tonos cálidos puede irradiar bienvenida y confort, mientras que una habitación vestida con colores serenos invita al descanso y la relajación. La cuidadosa selección de cada matiz, su armonía y su aplicación estratégica son elementos clave para crear entornos que no solo sean visualmente atractivos, sino que también generen una conexión emocional duradera con el huésped, marcando la diferencia entre una estancia olvidable y un recuerdo imborrable.

Este reportaje se adentra en la fascinante psicología del color aplicada al diseño hotelero, explorando cómo tonalidades específicas pueden evocar sensaciones deseadas en diferentes espacios. Desde la calma que irradian los azules y verdes en las habitaciones hasta la vitalidad que inyecta el amarillo en las zonas comunes, analizaremos cómo los hoteles pueden utilizar estratégicamente la paleta cromática para diseñar experiencias únicas y memorables. Además, desvelaremos los errores más comunes en la elección y aplicación del color, ofreciendo consejos prácticos para asegurar que cada tonalidad contribuya positivamente al bienestar y la satisfacción del cliente, convirtiendo el color en un aliado invisible pero poderoso en el arte de la hospitalidad. Hablamos con Irina Zakreva, experta colorista de Bruguer.

V&S: Desde la experiencia de Bruguer, una marca líder en color, ¿cuál es el impacto fundamental que tiene la elección cromática en las estancias de un hotel o alojamiento vacacional sobre la percepción, el estado de ánimo y la satisfacción general del huésped?

I.Z: En Bruguer creemos firmemente que el color es una herramienta emocional poderosa. En el contexto de un hotel o alojamiento vacacional, la elección cromática no es solo una cuestión estética, sino una forma de comunicación silenciosa que impacta directamente en cómo se siente el huésped desde el primer momento. A menudo, un entorno dominado por blancos puede parecer aséptico o impersonal. En cambio, los colores bien seleccionados aportan calidez, personalidad y memoria sensorial. Un huésped recordará no solo la comodidad de la cama, sino cómo le hizo sentir el espacio: si le transmitió calma, energía o inspiración. En definitiva, el color condiciona la experiencia emocional del cliente, y por tanto, su grado de satisfacción y fidelidad.

V&S: Sabemos que colores como los azules y verdes pueden inducir calma, mientras que otros como el amarillo (Color del Año 2025 de Bruguer, «Pura Alegría») evocan optimismo y energía. ¿Cómo pueden los hoteles utilizar estratégicamente diferentes paletas para diseñar experiencias y evocar sensaciones específicas (relax, lujo, confort hogareño, vitalidad) en sus habitaciones y zonas comunes?

I.Z: En habitaciones destinadas al descanso, por ejemplo, recomendamos trabajar con gamas suaves y envolventes como los verdes salvia, los azules grisáceos o los tonos empolvados, que generan un ambiente de serenidad visual y favorecen el sueño. Estos colores, además, combinan muy bien con materiales naturales como lino, madera clara o cerámica, reforzando una atmósfera slow, muy apreciada hoy en el turismo consciente. Para zonas comunes como el lobby, el bar o una zona de coworking, es interesante introducir tonalidades cálidas y terrosas —terracotas, cobres, mostazas, incluso coral suave— que inviten a la interacción y la creatividad. Son colores que bien aplicados pueden convertir estos espacios en auténticos puntos de encuentro con carácter, lejos de la frialdad de lo corporativo.Cuando hablamos de lujo o sofisticación, no se trata necesariamente de brillos o exceso. Colores como el azul petróleo, el borgoña o el verde botella, combinados con acentos metálicos (latón, oro viejo) y texturas nobles, permiten crear espacios íntimos, envolventes y memorables, casi como cápsulas de desconexión y estilo. Y para reforzar una sensación de confort hogareño, que es una demanda creciente en el diseño de alojamientos boutique, lo ideal es optar por colores cálidos desaturados —como arcillas suaves, cremas tostados o malvas empolvados— que evocan la calidez de lo familiar sin caer en lo predecible. Por último, para transmitir vitalidad y alegría —por ejemplo, en zonas de desayuno, gimnasios o espacios familiares— colores más vibrantes como el coral, el verde menta o nuestro Color del Año 2025, “Pura Alegría”, pueden actuar como verdaderos catalizadores de energía positiva. Siempre recomendamos acompañar estos tonos con una base neutra y materiales orgánicos para que mantengan su frescura sin resultar abrumadores. En definitiva, el color permite construir una narrativa emocional coherente a lo largo de todo el hotel. No se trata de llenar de colores sin orden, sino de usar cada tono con intención, alineado con lo que queremos que el huésped recuerde, sienta y comparta. Desde Bruguer, acompañamos a los diseñadores y arquitectos precisamente en ese proceso de traducción emocional a través del color.

V&S: Considerando el Color del Año 2025 de Bruguer, «Pura Alegría», y las tendencias actuales que a menudo buscan equilibrio entre tonos vibrantes y neutros o naturales, ¿cómo aconsejarían desde Bruguer integrar un color tan distintivo como este amarillo en el interiorismo de un hotel para crear ambientes modernos, acogedores y memorables sin resultar abrumador?

I.Z: «Pura Alegría» es un tono lleno de vida, que transmite optimismo, energía y luz, y que puede actuar como catalizador de buenas sensaciones. En el diseño hotelero, lo ideal es integrarlo como acento inteligente: en una pared focal, una cabecera de cama, elementos decorativos o incluso en textiles como cojines o cortinas. Combinado con neutros cálidos y tierras—como arenas, grises piedra o beiges naturales— este amarillo no solo se suaviza, sino que cobra protagonismo sin saturar. También funciona de forma excepcional con materiales orgánicos como madera clara, lino o ratán, muy en línea con las tendencias actuales de interiorismo. Lo importante es pensar en el color como un lenguaje, no como un simple relleno de superficies.

V&S: Al enfrentarse al diseño o renovación de un espacio hotelero, ¿cuáles son los errores más comunes que suelen cometer los establecimientos en la elección y aplicación del color, y qué tres consejos clave daría para asegurar que la paleta elegida contribuya positivamente a la experiencia del cliente?

 

I.Z: Uno de los errores más frecuentes es caer en lo “seguro” —es decir, abusar del blanco por miedo a equivocarse— lo que muchas veces deriva en espacios fríos, sin alma ni diferenciación. Otro error es no tener en cuenta la luz natural de cada estancia o utilizar el mismo color para todo el hotel sin considerar la función emocional de cada zona.

Desde Bruguer, estos son nuestros tres consejos clave:

  1. Diseñar con propósito emocional: cada espacio debe provocar una sensación concreta. El color es un aliado estratégico para lograrlo.
  1. Trabajar con paletas coherentes: no se trata de llenar de colores el hotel, sino de elegir una gama armónica que dialogue entre sí.
  1. Testear en contexto real: antes de decidir un color definitivo, siempre recomendamos hacer pruebas in situ, porque la luz y el entorno modifican profundamente su percepción.

 

V&S: Más allá de la estética y las emociones que suscitan, ¿de qué otras formas influye la selección del color y la calidad de la pintura (como las que ofrece Bruguer) en aspectos más funcionales de una estancia vacacional, como la percepción de la amplitud, la luminosidad, la sensación de limpieza o incluso el bienestar general del huésped?

I.Z: El color es también una herramienta funcional poderosa. Tonos claros con base cálida amplían visualmente los espacios, y acabados mates de alta calidad, como los de Bruguer, reducen reflejos y aportan calma visual. Una buena elección cromática realza la luz natural y refuerza la sensación de orden, limpieza e higiene, esenciales en el entorno hotelero. Además, las pinturas Bruguer ofrecen alta durabilidad, resistencia al desgaste y facilidad de limpieza, lo que mantiene los espacios impecables durante más tiempo y reduce costes de mantenimiento. Algunas de nuestras gamas también incorporan tecnologías de bajo contenido en COV y mejora de la calidad del aire interior, contribuyendo directamente al confort y bienestar del huésped. En definitiva, el color emerge como un factor crucial en la experiencia hotelera, un elemento que va mucho más allá de la mera decoración. Su capacidad para influir en las emociones, la percepción del espacio y el bienestar general del huésped lo convierte en una herramienta indispensable para los diseñadores y propietarios que buscan crear entornos memorables y fomentar la fidelidad. Entender el lenguaje silencioso del color y aplicarlo con intención y estrategia es, en última instancia, una inversión en la satisfacción y el recuerdo positivo de cada viajero que cruza el umbral de un hotel.

 

 

 

 

Inés Alvarez

Writer & Blogger