En el corazón de la provincia de Cáceres, emergiendo entre dehesas y paisajes salpicados de embalses, se alza Granadilla, un pueblo con una historia fascinante y una atmósfera única. Llegar a este enclave requiere un desvío desde las principales carreteras, serpenteando por caminos que anuncian la tranquilidad que aguarda. A unos kilómetros de Plasencia, la silueta amurallada de Granadilla se dibuja en el horizonte, invitando a un viaje en el tiempo.
Sus encantos son palpables al cruzar sus puertas. Calles empedradas y silenciosas serpentean entre casas de piedra con balcones floreados, testigos mudos de un pasado que revive gracias a la presencia de estudiantes. La imponente Torre del Homenaje, vestigio de su castillo medieval, ofrece vistas panorámicas del entorno, dominado por las aguas del embalse de Gabriel y Galán. La iglesia parroquial de San Martín, con su sobria belleza, y la antigua plaza mayor evocan la vida cotidiana de antaño. Se le conoce como «pueblo fantasma» porque fue expropiado en la década de 1960 para la construcción del embalse, obligando a sus habitantes a abandonar sus hogares. Durante años, Granadilla permaneció deshabitada, sumida en el silencio y el deterioro, alimentando una atmósfera melancólica y espectral.
Sin embargo, la historia de Granadilla tomó un giro inesperado. En 1980, fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y, posteriormente, se implementó un programa de rehabilitación que involucra a estudiantes de diversas disciplinas. Son ellos quienes hoy dan vida a sus calles, restaurando sus casas y aprendiendo de su rico patrimonio. Las leyendas que envuelven a Granadilla se entrelazan con su pasado medieval y su posterior abandono. Se habla de tesoros escondidos en las entrañas del castillo, de apariciones fantasmales de antiguos moradores vagando por sus calles al caer la noche, y de historias de amor truncadas entre los muros de sus casas de piedra. La atmósfera de silencio y la belleza decadente del lugar alimentan la imaginación, convirtiendo cada rincón en un escenario potencial para relatos misteriosos. Visitar Granadilla es una experiencia singular, un encuentro con la belleza de un pueblo que renace gracias al esfuerzo de jóvenes estudiantes. Es un lugar donde el pasado y el futuro se dan la mano, donde la historia se escribe con nuevas voces y donde la leyenda se susurra con la brisa que acaricia sus muros centenarios.