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MÁS ALLÁ DE LA ESLORA, EL SALÓN NÁUTICO DE BARCELONA SE TRANSFORMA EN LA «BOATIQUE» DE LUJO DEFINITIVA

El olor a sal, teca y una ligera brisa de cava bien frío. Durante una semana, el Port Vell de Barcelona no ha sido solo un puerto; ha sido el epicentro del estilo de vida mediterráneo. Al cerrar sus puertas la pasada edición del Salón Náutico Internacional de Barcelona, queda una sensación clara: este ya no es el salón de nuestros padres. Con más de 60 años de historia, el certamen ha dado un golpe de timón magistral, dejando atrás la imagen de una feria meramente transaccional para abrazar un concepto mucho más seductor: el de «BOATIQUE». Este neologismo, que fusiona «Boat» (barco) y «Boutique», es la declaración de intenciones que la ciudad y nuestra audiencia merecían. El salón ha entendido que el lujo moderno no reside solo en el número de camarotes, sino en la calidad de la experiencia. Y este año, esa experiencia ha sido sofisticada, sostenible, abierta a la ciudad y, sobre todo, deliciosamente gourmet. La transformación se ha materializado en dos grandes pilares. En tierra, el nacimiento de un Village VIP de 2.500 m2 que se ha convertido en el place to be social y gastronómico. Y en el agua, entre los gigantes de astilleros consagrados, la irrupción de nuevas firmas que definen el futuro. Entre ellas, un nombre brillaba con luz propia: Kumbra, la marca de yates «Made in Barcelona» que está reescribiendo las reglas del lujo sostenible.

 

El Village: Donde el Mar se Cita con la Alta Cocina

La gran novedad de este año, y el corazón social del salón, ha sido sin duda el nuevo Village VIP en el Moll de Drassanes. Un oasis de 2.500 m2 diseñado para el networking, el relax y, por supuesto, el disfrute epicúreo. El concepto era claro: crear un punto de encuentro premium para visitantes, compradores y profesionales. Y para asegurarse el éxito, han confiado la batuta gastronómica al chef más marinero de España: el gran Rafa Zafra. El chef (Estimar, Amar) ha diseñado una propuesta efímera que ha sido, sencillamente, el mejor restaurante de Barcelona durante una semana. «Nuestra cocina siempre ha estado muy alineada con el mar», confesaba Zafra. «Es cocina marinera en estado puro, que busca la excelencia». Y vaya si la ha encontrado

La propuesta se dividía en dos actos. Para los que buscaban la experiencia completa, un menú degustación (130 €) de seis pases que era un homenaje al Mediterráneo. Platos como la lubina confitada a la catalana, el calamar con rovellons o un matrimonio perfecto de anchoa, boquerón y caballa con gazpachuelo de aguacate. El broche de oro era un postre con historia: el clásico «Pijama», ese flan cremoso con melocotón confitado y helado de banoffee que nació, precisamente, en la Barceloneta a mediados de siglo por petición de marineros extranjeros. Una conexión sublime con el entorno. Para un formato más ágil e informal, el Menú Open Bar ofrecía una selección de «bocados de mar y montaña» que elevaban el concepto de tapa: ensaladilla de ventresca, coca de sardinillas o un adictivo mollete de tartar de atún. Todo ello, inspirado en los éxitos de sus restaurantes, pero creado en exclusiva para el salón. El alma operativa detrás de este despliegue ha sido el prestigioso Catering Le Chef, con Laura Pi al frente, garantizando que la ejecución estuviera a la altura del genio de Zafra.

 

Un Ecosistema de Lujo 360º

Pero el Village ha sido mucho más que un restaurante. Era un ecosistema de marcas que entienden el estilo de vida de nuestra audiencia. Entre zonas de ocio y relax, encontrábamos estands de grandes firmas como Occident, la marca de cuidado natural Tara, la inmobiliaria de lujo Espigul o Land Rover Quadis, que presentaba sus últimos modelos. Cada partner ofrecía una zona de hospitality para sus clientes, con snacks de Zafra y maridados con los excelentes vinos y cavas de la bodega Pere Ventura o cócteles de Royal Bliss. Era el lugar perfecto para cerrar un trato, reencontrarse con amigos o, simplemente, hacer una pausa disfrutando del skyline del puerto, con una copa en la mano y la última edición de Nautik Magazine (del grupo SpainMedia) sobre la mesa. Este Village no ha sido un complemento; ha sido el centro neurálgico que demuestra que el Salón Náutico por fin se abre a la ciudad y entiende el lujo como una experiencia integral.

 

En el Agua: Sostenibilidad, Diseño y el Fenómeno Kumbra

Mientras en tierra se celebraba la gastronomía, en el agua se cocía el futuro. Esta edición ha destacado por la innovación, con el Blue Tech Summit reuniendo a expertos en economía azul y sostenibilidad. Y aunque la muestra flotante impresionaba con un 24% de embarcaciones de gran eslora (yates, veleros y catamaranes espectaculares), el verdadero protagonista para Vida y Style era una marca que debutaba en casa.

El nombre que susurraban todos los entendidos era Kumbra Yachts.

En un sector dominado por astilleros centenarios, Kumbra irrumpe con una fuerza arrolladora y un ADN 100% barcelonés. Nacida de la experiencia de más de tres generaciones ligadas al mar, esta marca de nueva generación ha entendido que el lujo hoy es sinónimo de conciencia, tecnología y diseño atrevido. umbra se especializa en day boats de altas prestaciones, esas embarcaciones perfectas para una escapada de un día a la Costa Brava o una tarde en las calas de Ibiza, pero con un nivel de detalle y confort premium. En el Salón presentaron sus dos joyas: el Kumbra 34 y el nuevo Kumbra 36. El 36, en particular, es una declaración de intenciones. Un walkaround de 10,90 metros de eslora que combina una deportividad adictiva (puede alcanzar 42 nudos) con un lujo mediterráneo que se siente en cada acabado. Lo que diferencia a Kumbra es su filosofía de «elegancia atrevida». El diseño es icónico, con líneas agresivas pero funcionales. La plataforma de baño es XL, concebida como una terraza sobre el mar. El doble solárium ofrece un confort premium, y la zona de comedor es un punto de encuentro social. Pero es en el interior donde sorprenden: incorporan sistemas domóticos, una cama doble convertible y acabados de alta gama que reflejan una nueva forma de entender la vida a bordo.

No obstante, el verdadero titular de Kumbra no es solo su estética, sino su enfoque en la sostenibilidad. Aunque sus modelos actuales ofrecen motorizaciones de alta potencia, la marca nace con un espíritu de respeto al mar. Su visión (según han declarado sus fundadores) es redefinir la experiencia náutica para una nueva generación que no quiere renunciar a las prestaciones, pero que exige una conciencia medioambiental. Están explorando activamente el uso de materiales reciclados y propulsiones eléctricas, posicionándose como el «Polestar de los mares». Ver el Kumbra 36 atracado en el Moll de la Fusta, rodeado de gigantes, era una metáfora perfecta del salón: el diseño local, la innovación sostenible y el espíritu emprendedor de Barcelona plantando cara a la tradición.

 El Saló se Reinventa

El Salón Náutico 2025 será recordado como la edición del gran giro. Ha dejado de ser un evento de nicho para convertirse en una cita imprescindible en el calendario de lujo de Barcelona. La apuesta por el concepto «Boatique» ha sido un acierto rotundo. Al elevar la experiencia en tierra con el Village gastronómico de Rafa Zafra, han atraído a un público sofisticado que quizás no venía a comprar un barco de 20 metros, pero sí a disfrutar del ambiente, a descubrir innovaciones como las de Kumbra y a participar en la conversación global sobre el futuro del mar.

Barcelona ha demostrado que sabe organizar algo más que una feria de barcos; sabe organizar una cumbre de estilo de vida, donde el rumor de los negocios se mezcla con el tintineo de las copas de cava y el susurro silencioso de la futura navegación sostenible. El Salón Náutico, por fin, navega a toda vela en la dirección correcta.

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Inés Alvarez

Writer & Blogger